Vecin@s

La dificultad de ser vecino

Vecino. No es fácil usar ese término. Sólo en el ámbito del propio bloque es difícil. Quien ha sufrido alguna enconada reunión de la comunidad sabe a lo que me refiero.

El caso es que tengo a gala conocer bien tras muchos años al movimiento vecinal y ciudadano y, sin embargo, hay cuestiones de las que no me entero.

Por ejemplo: ¿Cómo es posible que desde hace dos décadas en el distrito Sur haya dos asociaciones por cada barrio? ¿Por qué están tan divididos e incluso enfrentados los colectivos en Trassierra? ¿A cuenta de qué tanto desencuentro en los distritos Poniente Norte y Noroeste?

Y eso que en Córdoba hay uno de los movimientos ciudadanos más estructurado y serio de España pero, y es otro ejemplo, ¿qué ocurre con el plan Caballerizas–Alcázar? ¿Son vecinos solo los del Alcázar Viejo o también los de la Avenida del Corregidor y los de la Axerquía? Y los otros 300.000 residentes en Córdoba, ¿en qué grado son vecinos que dependen del equipamiento propuesto para Caballerizas?

Es más, si los vecinos del Alcázar Viejo se benefician de las molestias que sufren en su entorno los de Cercadillas por soportar a la estación o los de Ciudad Jardín y Vista Alegre por aguantar la concentración de tantos órganos públicos, ¿hasta qué punto puede pedirle un residente en un barrio alejado al de San Basilio que también hagan un sacrificio por el resto de la ciudad?

No sé.

En todo caso, sí tengo una cosa clara: el movimiento vecinal pierde toda autoridad para reclamarle a las administraciones que se coordinen más cuando a veces están cada uno por su lado.

Porque si el movimiento se demuestra andando, el movimiento ciudadano solo se demuestra uniéndose.

JUAN M. Niza

Fuente: Diario Córdoba

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