Espacios ‘reactivos’
La descentralización da sus primeros frutos en los barrios
Espacios ‘reactivos’
Zonas como Lepanto, San Lorenzo o Campo de la Verdad han experimentado ya los beneficios económicos y sociales que van aparejados a los equipamientos culturales.
Guadalupe Carmona
g.carmona@lacalledecordoba.com
Si tanto importa crear hábitos culturales en la sociedad para mejorar su educación y, por otro lado, hacer de la cultura un motor de desarrollo económico, las instituciones tienen que ponerse las pilas. Más aún cuando Córdoba está luchando por obtener la capitalidad en 2016, que exige que la cultura esté presente en todos los rincones de la ciudad y sea una de las principales fuentes económicas de las que beba.
En este contexto el Ayuntamiento de Córdoba –con financiación de la Unión Europea– ha dado un importante paso proyectando el Plan Urban, que a través de la cultura quiere transformar los barrios del distrito Sur de la ciudad dentro de cuatro años. Para ello, se va a crear un vivero de empresas de ocio y cultura, además de una Escuela de Arte y Cultura Popular –y dar sede a otros proyectos de tipo social– en la antigua Escuela de Magisterio, que se va a rehabilitar para tales efectos. Se pretende así construir un equipamiento que actúe de corazón de la zona, ofreciéndoles a los vecinos actividad, asesoramiento, formación e incluso oportunidades de empleo.
Algo que otros centros culturales ya han conseguido en las barriadas de la ciudad. La Biblioteca Central, el Teatro Avanti o colectivos tan dinámicos y estables como el Foro Cultural Puente de Encuentro son algunos ejemplos que han contribuido a la descentralización de la cultura, repercutiendo en la formación de los ciudadanos, el despertar de sus inquietudes, los hábitos culturales y, como consecuencia de todo, la actividad económica del entorno.
Hábitos y beneficios
En el caso de la Biblioteca Central, que se inauguró en 2007, los datos hablan por sí solos. En el año que acaba de terminar 300.000 personas han utilizado sus servicios, a falta de actualizar la cifra con los números de diciembre. Y aunque se trata de un inmueble visitado por toda la ciudad, “la mayor parte de los usuarios son de la zona cercana a la Biblioteca”, confirma Rafael Ruiz, director de la red municipal. De ellos, muchos, sobre todo mujeres y adultos, según Ruiz, se han aficionado a la lectura a partir de que este centro abriera sus puertas.
Una de esas personas es Fuensanta Hidalgo, vicepresidenta de la Asociación de Vecinos La Unión de Levante, que reconoce no haberse perdido, apenas, presentaciones de libros y actos culturales en la Biblioteca Central. Su motivación está en la proximidad de las instalaciones, el interés de la actividad organizada por este centro y la gratuidad. “Los libros suelen ser caros, pero ahora muchos vecinos se han hecho socios y tienen facilidad para acceder a ellos y leer”, destaca Hidalgo en este sentido.
Los beneficios de esa afición a la lectura que nace en ellos, al tener un equipamiento de estas características, están claros para Ruiz: “Elevar el nivel cultural es obtener una mayor formación, lo cual les va a servir para su futuro laboral, para sus relaciones sociales y para desenvolverse ante muchas situaciones en la vida. Pero, además, hay que citar los beneficios materiales que también tienen los centros culturales”. Y cuando Ruiz habla de materiales, hace referencia a “económicos. Desde que se abrió la Biblioteca se han abierto dos cafeterías cercanas y otros comercios que están funcionando muy bien”, apunta el director de la red.
Un argumento que repite Julián Molina, gerente de Teatro Avanti, cuando habla de lo que ha supuesto este espacio para su entorno –San Lorenzo– :“Ha dado vida a muchos establecimientos de hostelería y restauración, lo que evidencia que crear centros culturales es, al fin y al cabo, una manera de activar la zona económicamente”.
Crecimiento personal
Teatro Avanti abrió sus puertas en 2006, y tiene una asistencia anual –según sus últimos datos– de 43.000 personas. Ahora mismo, es el segundo inmueble dedicado a las artes escénicas en Córdoba con programación durante todo el año. Por ello, ha dinamizado la actividad teatral en toda la ciudad, en general, dando espacio a compañías que no lo tenían en el Gran Teatro y ofreciendo a todo aficionado una alternativa. Además, ha hecho posible que los grupos amateur actúen en una sala con las condiciones adecuadas, en lugar de hacerlo en los centros cívicos, con lo que también ha crecido la afición por hacer teatro. Pero, sobre todo, ese aumento de representaciones ha repercutido en el crecimiento del hábito de ir al teatro. Así, lo cuenta Molina, que ve cómo los espectadores del Teatro Avanti aumentan cada año y entre ellos se encuentran los vecinos de la zona.“Están orgullosos de que en su barrio exista un teatro de estas condiciones, con programación estable. Lo agradecen y nos lo muestran cuando vienen”.
El hábito cultural que facilita un equipamiento de este tipo incluso le ha cambiado la vida a muchos ciudadanos. Es lo que le ha ocurrido a Francisco Calvo, un vecino del Campo de la Verdad, que a los 60 años comenzó a participar de la cultura gracias al Foro Cultural Puente de Encuentro. Éste es un colectivo que nace en el año 2000 a raíz de las inquietudes de los vecinos del barrio, y se constituye como asociación independiente y organizada, aunque establece su sede en la Asociación de Vecinos Puente Romano. El Foro, que dirige Bernardo José Jurado, programa mucha actividad de diversas disciplinas creativas, como arte, literatura, teatro, arqueología, cine o debates.“Yo fui a una de sus conferencias casi por compromiso, y me picó el gusanillo. Me enganché a los recitales, luego a las visitas a los museos y yacimientos arqueológicos y, a partir de ahí, hasta me hice miembro del club de lectura del centro cívico”, relata Calvo. “Me ha hecho mucho bien y me está dando vida a mis 68 años”, añade.
Eso sí, esto le ha ocurrido a Calvo porque existe un centro como es el Foro en su entorno, pues de lo contrario, “por lejanía y falta de tiempo” él y otros vecinos no participan ni se aficionan a la actividad cultural.
Fuente: La Calle de Córdoba